Puma

Puma Concolor

Distribución

El puma ocupa más territorio que cualquier otro animal silvestre terrestre en América. Su territorio abarca 110 grados de latitud, desde el norte del Yukón en Canadá al sur de Los Andes. Su amplia distribución se debe a su capacidad de adaptación a casi todo tipo de hábitat: se encuentra en todos los tipos de bosques, así como en las tierras bajas y desiertos montañosos. Los estudios muestran que el puma prefiere las regiones con vegetación densa, pero puede vivir con poca vegetación en zonas abiertas. Su hábitat preferido son cañones, escarpes, terrenos rocosos y la selva densa. El puma fue exterminado en su gran área de distribución oriental de América del Norte, con la excepción de la Florida, en los dos siglos después de la colonización europea, y se enfrenta a graves amenazas en el resto. Actualmente, se lo encuentra en la mayoría de los estados occidentales de América, las provincias canadienses de Alberta y Columbia Británica, Canadá y el territorio de Yukón. Debido a los daños que ocasiona en el ganado, es perseguido por granjeros y se ha convertido en una especie amenazada, habitando actualmente en zonas áridas.

Biología

Los pumas son felinos esbeltos y ágiles. La talla adulta de pie es de alrededor de 60 a 80 cm de altura en los hombros. La longitud de los machos adultos es de alrededor de 2,4 m de largo de la nariz a la cola, aunque en general oscila entre 1,5 y 2,75 m. Los machos tienen un peso promedio de entre 53 a 72 kg. En casos raros, algunos pueden llegar a pesar más de 120 kg. El peso promedio de las hembras está entre 34 y 48 kg.​ El tamaño del puma es más pequeño cerca del Ecuador, y mayor en las poblaciones más cercanas a los polos. La cabeza del puma es redonda y las orejas están erguidas. Posee poderosas patas delanteras, cuello, mandíbula y colmillos que le sirven para atrapar y matar grandes presas. Tiene cinco garras retráctiles en las patas delanteras, útiles para aferrarse a la presa, y cuatro de las patas posteriores. El puma puede ser tan grande como el jaguar, pero menos musculoso y poderoso. Donde las distribuciones se superponen, el número de pumas tiende a ser inferior a la media. El puma, en promedio, es más pesado que el leopardo. A pesar de su tamaño, no es normalmente clasificado entre los grandes felinos porque no puede rugir, ya que carecen de la laringe especializada y el hueso hioides del jaguar. Dado que los avistamientos de felinos grandes son más bien raros, la identificación de otro tipo de evidencias es importante. En América central y derivado de un estudio morfométrico, Aranda (1994) refiere que un indicador más o menos confiable es la relación entre la anchura superior y la anchura inferior de los dedos, observándose una tendencia a huellas con dedos más puntiagudos en los pumas, a diferencia de los jaguares. Al igual que los gatos domésticos, los pumas vocalizan silbidos agudos, gruñidos, ronroneos, así como gorgojeos. Son conocidos por sus gritos, como se hace referencia en algunos de sus nombres comunes, aunque éstos se confunden con frecuencia con llamadas de otros animales. La coloración del puma es uniforme (de ahí el nombre latino concolor), pero puede variar mucho entre los individuos e incluso entre hermanos. El pelaje es generalmente dorado, pero puede ser de color gris plateado o rojizo, con ligeros parches en el cuerpo, incluidas cerca de las mandíbulas, la barbilla y el cuello. Las crías nacen con ojos azules y anillos en la cola; los cachorros son más pálidos, y las manchas siguen en sus flancos. En contra de algunas afirmaciones, no se ha documentado la existencia de pumas completamente negros.​ El término «pantera negra» se usa coloquialmente para referirse a algunos individuos de otras especies, en particular jaguares y leopardos.

Status de Conservación

En Sudamérica esta especie es muy perseguida y de forma incontrolada por el ser humano. En Argentina, la especie se encuentra extinta en las provincias de Entre Ríos, el sur y centro de Santa Fe, el centro de Tucumán y en casi toda la provincia de Buenos Aires. En la provincia argentina de Chubut, donde hace 50 años abundaba, hoy es una especie en peligro de extinción. Fue allí donde el Dr. Nores Martínez creó la raza de perro dogo argentino, pensada para abatir al puma (entre otras especies) en lucha cuerpo a cuerpo entre felinos y perros, en un tipo de caza llamada «caza de Montería» en su versión criolla. Para este tipo de caza muchas veces se entrena a los perros haciéndolos pelear con pumas en cautiverio, práctica ilegal que se sigue realizando de forma clandestina. Esos pumas suelen morir prematuramente de ataques cardíacos. En la Provincia de Jujuy es también una especie protegida, por lo que la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu) se encarga de la captura y reubicación de ejemplares denunciados por los pastores como potenciales predadores de ganado, por lo que no es extraño ver de tanto en tanto algún ejemplar enjaulado en la sede del Rectorado de esa casa de altos estudios. En la Provincia de Mendoza es monumento natural, especie protegida, y uno de sus ámbitos más frágiles se da en la región precordillerana de Paramillos de Uspallata. En la Provincia de Córdoba se han avistado ejemplares en los montes ubicados a la vera de los ríos Tercero y Carcarañá lo mismo en los montes y los campos bajos (llamados cañadas) en cercanías de las localidades de Saira y de Noetinger en el sureste provincial. Los gobiernos de las provincias patagónicas promueven su caza como forma de controlar la población. Allí es considerado una plaga por los daños a la ganadería ovina. En Chile fueron comunes entre la Patagonia y la actual Región de Coquimbo hasta la llegada de los españoles, progresivamente ha sido casi totalmente exterminado desde entonces, en especial en todo el Valle Central y en las proximidades de las grandes ciudades de las regiones del Biobío y la Araucanía, siendo actualmente infrecuente en las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Hoy son más frecuentes en las regiones de Aysén y Magallanes.